Estamos a pocas horas de terminar el año dos mil doce y con ello hacer el balance anual de mi vida.
Este año que se va, ha sido bondadoso conmigo, mis hijos gozan de salud y trabajo, siguen su afanoso camino de la vida, alguna veces abriendo y otras más cerrando puertas.
Mis nietos creciendo y llenándome de felicidad, uno por cariñoso, otro por travieso y la mayor porque se ha convertido en una linda jovencita llena de detalles con esta su abuela.
Ha sido un año lleno de aprendizaje, si bien nunca he dejado de estudiar, hace muchos años no lo hacía en forma tan seria como lo hago hoy, cada día es algo nuevo, ya estoy a la mitad de la carrera y dentro de año y medio podré decir que soy "licenciada", un reto singular para mi. Qué orgullosa estaría "ella" de saber que sigo en la brega luchando por mis sueños y por mis ideales, aunque fuer fortuito pues no los estaba buscando, más bien ellos me buscaron, me sedujeron y me atraparon entre pizarrones, profesores y compañeros.
Aun no sé qué podré hacer después de terminar la escuela, uno se organiza con las mil y un intenciones de hacer muchas actividades en el día, así que dejarlas por completo cuando me gradué va a ser difícil, la rutina siempre es lo mejor.
Y ahora que hablo de rutina, sí, es cierto, mi vida es sumamente rutinaria, pero así soy feliz, mi hijo menor trabaja por las tardes y yo lo hago por las mañanas, si bien no tenemos mucho tiempo para vernos, procuro que el poco tiempo que nos vemos sea de calidad y no de cantidad. Cierto la falta que le hago es menor que cuando era un niño, en su momento, los padres somos un estorbo para los planes de los hijos cuando ellos quieren realizarse y viven todavía bajo nuestros "dominios", sin embargo tengo para cada uno de mis hijos y mis nietos mis mejores deseos porque pueda realizar sus sueños tanto a corto como a largo plazo.
Miguel quiere crecer, tener otro local para dar sus clases de zumba, tener más coreografías para quinceañeras y ser de los mejores coreógrafos en la zona; Cynthia, tiene sus miras en la escuela, quiere ser de las mejores, terminar pronto la carrera, educar lo mejor posible a su hijos y tener estabilidad económica, financiera, moral y sentimental; Luis tiene fincados sus sueños en la música, en llegar a tener una "banda" exitosa, ser reconocidos y llegar a tocar en el ViveLatino "algún día" es su sueño dorado. Todos hijos de la misma madre con expectativas tan diferentes cada uno.
Por mi parte, seguir en la escuela, aprender lo más posible, aplicar lo aprendido algún día, tener a todos mis hijos cerca, verlos y amarlos como los he amado desde que supe que habían sido engendrados, un proyecto de trescientas sesenta y cinco fotografías del dos mil trece; y, porqué no, abrir mi corazón algún día para amar y ser amada nuevamente...
Así con estos sueños, cada uno de lo más importante, termino este año dos mil doce y le doy la bienvenida al año DOS MIL TRECE, que toda clase de bendiciones caigan sobre mis lectores...
0 comentarios:
Publicar un comentario