Comparto mis reflexiones a partir de hoy en formato de podcast, puedes descargarlos para Itunes, o bien escucharlo aquí mismo, aquí la primera de muchas de mis reflexiones.
Cumplir 53 años no pasa todos los días, si bien me invita a la reflexión seria y profunda de éstos.
He llegado a una etapa de plenitud, no soy una jovencita, ni una anciana, más bien estoy en la vejez de la juventud y en la juventud de la vejez.
Mi memoria aun esta intacta y puedo recordar eventos al por mayor, cada día que pasa lo vivo más intensamente y gozo como nadie las caricias y mimos de mis tres hijos, así como sus arrebatos de júbilo o de enojo de cada uno de ellos, sufro con sus tropiezos y me alegro con sus éxitos, estoy en la etapa de opinar, he terminado de educarlos, y estoy segura que la mayor de las veces mi opinión pesa, no porque sea “su mamá” sino porque tengo la experiencia que aun no poseen ellos.
Que ganas de que toda el aprendizaje del que ahora gozo lo hubiera tenido hace veinte años, sin lugar a dudas me hubiera comido el mundo a grandes mordidas, sin embargo es necesario recorrer la vida para acumular conocimientos.
No se que me espere en la vejez rotunda, ni siquiera si llegaré a ella, pero por hoy sólo por hoy me he sentido inmensamente feliz. Mis ausentes todavía duelen, mi recuerdo de aquella fina y pequeña taza de espumoso y calientito chocolate, descansando sobre un plato adornado con las mejores y más hermosas flores del jardín de mi abuela y debajo de éste un billete de una denominación extraordinaria para mi pequeña edad en aquel entonces, era como empezaban mis cumpleaños, pero los presentes pesan más y son los que hacen mi existencia llena de sol.
Y como no tener una vida propia con mil y un aventuras y contratiempos, si hoy a lo primero que me enfrente al levantarme de la cama fue a una manguera degollada y una fuente de agua caliente en el patio de la casa, ya que el calentador se había averiado; tratándome de cubrir con una toalla del frió matutino y de una posible quemadura me acerque a la llave de paso para cerrarla, el pelo con tintura para teñir las canas y un compromiso para desayunar del que pensé llegaría muy tarde, al ver el desaguisado que estaba frente a mis ojos mi angustia se hizo mayor, tuve que correr a despertar a uno de mis hijos para que me auxiliara en tan grave situación.
Con grandes trabajos y escasa herramienta mi hijo pudo arreglar medianamente la fuga y reestablecer el suministro de agua, con esta reparación pude llevar a cabo mi aseo diario; seguidamente preparar un delicioso y aromático café y con mucha calma buscar entre las prendas de vestir la blusa preparada y lista para estrenar hoy, maquillarme con esmero estudiando mi rostro para tratar de descubrir una arruga más, afortunadamente ésta hoy no apareció, pero que con seguridad aparecerán muchas más en los próximos cumpleaños, y, finalmente terminado el arreglo y satisfecha de mi imagen, recibí la primera llamada de felicitación de mi pequeño nieto diciendo: ‘esta es una grabación’ –abuela, feliz cumpleaños, te compraré tu regalo-, y segundos después felicitación por parte de mi hija mayor.
Salí de casa y me dirigí al restaurante donde era la cita para el desayuno con mis compañeros de oficina, mhhh no se pueden imaginar que manjares mas exquisitos, unos deliciosos chilaquiles con frijoles y una sábana de res de sabor extraordinario, ya en la oficina fui agasajada con un pastel y muchos pero muchos abrazos por parte de mis colegas, por la tarde en casa, llamadas telefónicas de felicitación de mis hermanos, de mis sobrinos y hasta de uno que otro de mis vecinos, muchos correos electrónicos de amistades también acordándose de mi, y para rematar este maravilloso día llegó el plomero a arreglar la fuga de agua, hoy me sentí verdaderamente importante y centro de atención, por lo que no puede menos que apreciar este magnífico día.
Y a ti, que recuerdos te traen en tu cumpleaños?
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